La vida les llevó a investigar técnicas poco frecuentes:
Los resultados también son espectaculares...
Inés Fernández
Barnosell
El caballo goza de
unas características únicas que nos permite a las personas poder enriquecernos
a muchos niveles. A nivel físico el caballo ofrece tres principios terapéuticos
cuando camina al paso: transmite a la pelvis del jinete un movimiento
tridimensional similar al de la marcha humana, que facilita la rehabilitación
de la marcha a nivel neurológico provocando unas movilizaciones imposibles de
facilitar de forma manual. Al mismo tiempo, cuando el caballo camina al paso
también transmite entre 90 y 100 impulsos rítmicos a través de la columna del
jinete que trabaja el enderezamiento del tronco así como la mejora del tono
muscular y el equilibrio. Por último, el caballo transmite a través de su dorso
calor, calor que puede llegar hasta los 38º/39º, y que facilita la relajación
de los músculos aductores y de la espasticidad.
A nivel psicológico, estos tres principios también nos
aportan beneficios: el movimiento tridimensional moviliza la pelvis, centro
bioenergético de las emociones, provoca la sensación de caminar, de avanzar, de
movimiento que facilita el desbloqueo de emociones, angustias, miedos, etc. Los
impulsos recibidos en la pelvis y la columna provocan la activación del
biorritmo interno estimulando el riego sanguíneo y la activación del Sistema
Nervioso Central (SNC). El calor recibido a través del cuerpo del caballo
rememora sensaciones de seguridad, de ser acunados y balanceados retornándonos
a la infancia, la protección maternal y el vínculo.
Además el caballo nos aporta muchos más beneficios a nivel psicológico, social y relacional. La base de las aportaciones de estos animales se halla en su etología y su historia natural. El caballo por naturaleza es un animal social, gregario, como el ser humano, necesita del grupo, de sus congéneres y de la posibilidad de comunicarse para su supervivencia y su bienestar físico y psicológico. Aunque actualmente el caballo es un animal doméstico, y quedan pocos en estado salvaje, tiene gravado en su memoria genética que es un animal de presa, acostumbrado a vigilar el entorno con suspicacia, con dos ojos capaces de supervisar 340º a su alrededor, con unas orejas móviles que actúan como radares independientes y con una comunicación intraespecie con escasas vocalizaciones (para no llamar la atención de los depredadores). Gracias a estas características han llegado a desarrollar un lenguaje no verbal extensísimo, de la misma forma que son hipersensibles a la hora de leer la mínima expresión de comunicación análoga en los individuos de su alrededor. Recordemos que el 70% de nuestra comunicación es no verbal…
Esta característica es la que nos aporta un elemento inmensamente útil y sutil a la hora de plantear intervenciones psicoterapéuticas y de aprendizaje. Los caballos nos hacen de espejo y nos devuelven la imagen que ofrecemos de una manera clara, nítida, sin prejuicios ni interpretaciones superfluas. El trabajo del cliente en este caso es el de asumir la responsabilidad del proceso, debe comprometerse a investigar y profundizar en sí mismo y en su situación, y creer con convicción que las mejores soluciones las puede encontrar él mismo con un buen acompañamiento de los facilitadores.
Existe a lo largo de la historia un vínculo especial entre caballo y ser humano, una tradición muy concreta que se ha convertido, desde hace unas décadas, en un tipo de intervención para profesionales dedicados a la terapia.
Tradicionalmente ha sido llamada Equinoterapia o Hipoterapia, ya que se centraba en un foco de trabajo muy concreto y reducido aprovechando los tres principios terapéuticos anteriormente citados (patrón de la marcha, impulsos, calor). Los usuarios que accedían presentaban patologías de gran afectación y limitación en la autonomía personal. Actualmente existen varias modalidades dentro de la Terapia Asisitida con Caballos (TAC): Hipoterapia, Equitación Terapéutica, Volteo Terapéutico, Equitación Adaptada, Equinoterapia Social y Emocional, Psicoterapia y Aprendizaje Asistido por caballos, Coaching con caballos…
En los últimos años, se ha convertido en una estrategia terapéutica mucho más amplia, llegando a tipologías de usuarios con diagnósticos y sintomatología muy variada, como por ejemplo, con afectación física, necesidades y/o afecciones de carácter emocional, psicosomáticas, problemáticas sociales, conductuales o existenciales entre otras.
Esta amplia variabilidad, ha llevado a redescubrir esta metodología de trabajo y a incorporar otros métodos y modelos para dar respuesta y enriquecer la disciplina. Además de la monta y el contacto con el caballo se emplea cada vez con más frecuencia el trabajo pie a tierra en sesiones individuales, grupales, familiares, laborales, etc.
De esta forma, y consensuadamente, se han dado en llamar a las TAC, como una terapia o intervención que se nutre del caballo como elemento mediador para profundizar, restablecer, ayudar a las personas a desarrollar sus capacidades y mejorar sus dificultades.
Inés Fernández Barnosell
Psicóloga y Equinoterapeuta, Practitioner en PNL, Certificada por EAGALA (Equine Assisted Grouth and Learning Association) y Guía Ecuestre.
Inés Fernández Barnosell
MEDICOS Y SANADORES..
Hola Paco,
Te agradezco la oportunidad que me
brindas para compartir mi experiencia personal en este foro tan efervescente y
esperanzador que has creado.
Me llamo Francesc Granja, tengo 51
años y soy licenciado en Ciencias Empresariales y Máster en Administración de
Empresas por Esade. Durante varios años trabajé como ejecutivo en una compañía
multinacional, pero una tarde de mayo de 1994, mientras desarrollaba mi labor
en Portugal como Jefe de Marketing y Ventas, tuve un gravísimo accidente de
coche que me dejó tetrapléjico. Tras una prolongada etapa en la que me vi
obligado a asimilar mi nueva condición física y a afrontar decenas de duelos
emocionales, retomé mi carrera profesional como consultor free lance de marketing para pequeñas empresas.
Estuve varios años aportando mi experiencia y mis conocimientos sobre gestión,
hasta que un día me di cuenta que mi verdadera pasión no estaba en los negocios
sino en las personas. En ese momento tomé la decisión de ser coach y me formé
en reconocidas escuelas de EE.UU. y España. Fue en estos cursos, y no antes,
cuando pude llevar a cabo un profundo trabajo personal que me permitió
perdonarme por haber conducido de forma tan temeraria y haber causado tanto
sufrimiento en mi persona y en mi entorno familiar.
Una vez acreditado como coach, me
dediqué a acompañar a directivos de empresa y a alumnos del programa Lead de
Esade que querían desarrollar sus habilidades de liderazgo emocional. También
hacía procesos de coaching personal. A los pocos años, mi vida volvía a estar de
nuevo tanto o más ajetreada que la que llevaba cuando podía caminar. Como no
podía ser de otra manera, el destino se encargó de enviarme el mensaje
pertinente. En este caso fue una úlcera en el sacro la que me obligó a pararme
de golpe y a permanecer más de un año en la cama sin poderme levantar. Cuando
recuperé la salud y la actividad, en lugar de volver al coaching, me dediqué a
pasear frente al mar. Aquí, entre olas y baños de sol, y de la mano de las
personas que insistieron en conversar conmigo («No es coaching», les decía),
descubrí que cuanto mayor era mi centrado emocional, cuanto más puro era el
Amor en el que me instalaba, más fluidos y mágicos eran sus procesos de cambio.
Se me ocurrió abrir un blog (www.habla-cadabra.blogspot.com) para elaborar un
concepto que me resonaba con fuerza: el Amor como espacio terapéutico y la
conversación genuina como herramienta para conectar en ese Amor. Al cabo de dos
años cayó en mis manos el libro Psicología del Despertar donde John Welwood
desarrolla un concepto que denomina Terapia de la Presencia Incondicional y
cuyos principios básicos me supieron a este-es-mi-hogar:
"Yo sentía, sin embargo, la
necesidad de encontrar una terapia más acorde con la cualidad de 'no hacer',
típica de la presencia meditativa. Mi propio trabajo personal me había enseñado
que la apertura a la experiencia tal cual es aporta una sensación más plena de
presencia, una especie de 'ser-sin-agenda' que proporciona una gran sensación
de quietud, aceptación y vitalidad. (...) Cuando el terapeuta permanece
presente con la experiencia de su cliente, algo puede empezar a relajarse y
abrirse dentro de éste. (...) Una y otra vez, he visto que la presencia
incondicional es la más poderosa de todas las herramientas del cambio,
precisamente porque insiste en que permanezcamos presentes con la experiencia,
sin dividirnos en dos a nosotros mismos e intentar 'controlar' lo que sentimos.
(...) Ésta es, por tanto, la cualidad más importante de un terapeuta; una
habilidad que, curiosamente, apenas se menciona en las universidades y que, en
consecuencia, tampoco se enseña. (...)
El 'no hacer' de la presencia
incondicional es compatible con un amplio abanico de herramientas terapéuticas,
tanto directivas como no directivas Y debo decir que en modo alguno se trata de
una actitud pasiva, sino de la predisposición activa a afrontar la experiencia
sentida e indagar en ella de un modo completamente imparcial, no reactivo y no
controlador. Lo que importa, en este punto, no es tanto lo que estamos
sintiendo como el acto de abrirnos a ello."
Otra de las mágicas y maravillosas
consecuencias que el prolongado período de reposo trajo a mi vida fue el
descubrimiento de mi faceta creativa como escritor y la vivencia de una serie
de experiencias sexuales que, a pesar de mi condición, o quizá gracias a ella,
han tenido un impacto trascendental en mi ser y mi estar. La combinación de
ambas cuestiones ha dado como fruto un libro (Vivir el sexo, Ed. Luciérnaga) en
el que trato de explicar cuáles han sido mis aprendizajes en el terreno sexual,
en particular, y vital, en general.
Recibe un cordial saludo,
Francesc
MEDICOS Y SANADORES..
Me
llamo Amparo Redondo Redondo. Tengo 49 años, hoy 8 de julio de 2013.
Una
vez una maestra de mi formación de Energía Femenina me dijo que no había sido
muy original ya que me había traído 2 apellidos iguales, y esta observación me
ha quedado grabada para siempre, como una llamada a mi humildad cuando me creo
que soy… Porque yo soy Creativa y Estilista.
Nací
en una familia humilde. Mi padre, jardinero, me dio la primera clave cuando me
impidió romper el tallo de una flor, y así fue que me alié con la naturaleza y
empecé a aprender a respetarla.
Mi
madre, ama de casa, está aprendiendo a leer ahora, y me enternece cuando me
cuenta que con un libro en las manos se olvida del mundo. Han pasado 45 años
para que comprendiese a aquella niña que siempre estaba pegada a los libros,
escasos, pero muy apreciados que mi tío nos mandaba desde Madrid.
Nací
en Valencia, donde la luz es blanquecina, como una tenue nube de harina, y a
los 19 años me marché de casa para emprender mi camino, rompiendo así las
expectativas de mis padres para los que yo debía casarme y fundar una familia.
Nunca
entendí nada, no me sentí de ninguna parte, ni de nadie. Tampoco sentí odio. Mi
vida interior era aburrida y solo la interrelación con los demás lograba
apasionarme, aunque también me producía grandes sufrimientos. Me sentía
extranjera, marciana en un mundo que no entendía. Era como si pudiese verlo
todo y nadie me viese a mí, ni yo misma.
La
vida me fue llevando y me encaminó hacia el mundo del diseño editorial. Yo
estudiaba Publicidad y Relaciones Públicas, pero acabé diseñando en revistas
dominicales de índole nacional.
Aprendí
mucho a nivel profesional, y coloqué algunos muebles emocionales al ubicar a mi
familia de origen con la familia laboral. No sé de dónde me saqué que mi jefe
tenía el rol de mi padre, su segunda de a bordo, mi madre, y mis compañeros
eran mis hermanos.
Curiosamente
también me sentía algo marciana. Mi jefe empezó siendo mi amigo, su segunda
trató de anularme, y mis compañeros me ignoraron al empezar los problemas. Pero
recoloqué las piezas y seguí mi camino. Y desde entonces soy freelance, y mis
herramientas son las de mi taller de recursos y mi sabiduría interna.
Siempre
he sido resistente y he buscado respuestas, y soluciones. Hay un tiempo para
llorar y hay un tiempo para saltar. Y con los años he ido llorando menos –aún
las lágrimas me sorprenden cuando menos las espero y saltando más rápido.
Desde
niña mi cabeza siempre ha tejido historias, como si una cinta de rodaje pasara
sin cesar por mi cabeza. Y tardé años en pararla. Años en perdonar la infancia.
Años en encontrar la luz que me puso en el camino.
Fue
una artrosis en las cervicales la primera oportunidad, la que me abrió la
puerta.
Los
médicos dijeron que era irrecuperable, pero encontré a
alguien que me propuso trabajar la dolencia desde otro lenguaje, el del cuerpo,
encontrar dónde había perdido las referencias y empezar el aprendizaje de
nuevo. Los médicos aún se preguntan...
Fue
la misma persona la que me habló de la acupuntura. Ya entonces mi vida era una
vorágine, siempre me han pasado cosas de forma incesante. Dentro de mi cabeza
pedía una y otra vez que se parara el mundo. Y siempre buscaba desesperadamente
el contacto que nunca había tenido. No era yo. No sabía quién era.
La
acupuntura me ayudo a sacar las capas de la cebolla, con dolor, pero de ese que
alivia. Y así fui encontrando un ápice lejano de paz.
2
años más tarde la misma persona me hablo de María Gemma Sáenz y su método de
reequilibrio corporal. Y empecé a tratarme con una de sus seguidoras. Me
impresionó tanto que quise aprender sus enseñanzas y el día que la conocí
decidí continuar mis formaciones con ella personalmente.
Con
ella he aprendido y he soltado amarras, me he vislumbrado, encontré mi sonrisa,
que ya no se me borra por triste que me pueda poner, y esa misma tristeza se
evapora fácilmente, soy rápida, a veces torpe… y como soy curiosa sigo buscando
e incorporando a mi bagaje profesional todas las vivencias y todo lo que voy
aprendiendo a nivel energético de aquí y de allá, y ya
no lo puedo separar: profesión, vivencias, energía... todo camina de la mano.
He
aprendido a ser consciente a cada momento. ¡Se acabó lanzar los balones fuera!
Y cuando tropiezo, miro para ver cual es la lección, dando las gracias a la
piedra que me hizo caer, pero ahora lo hago mirando a Humildad.
Trabajo
con la imagen, y con la Creatividad, que la tenemos todos pues Creatividad es la capacidad para el cambio, y
todos tenemos en nuestra mano esa capacidad, cambiar cada uno a uno mismo,
claro.
Creatividad
no es arte. Y cambio no significa grandes cambios. Así como tomar pescado no
significa comerse una merluza cada día. Creatividad puede ser… desayuno cada
día en una taza distinta, o cambio mi desayuno cada dos días, o regreso a casa
por otra calle… El cambio pequeño nos lleva al gran
cambio, a la sorpresa y a la oportunidad. Es un paso a paso que de vez en
cuando se traduce en un gran salto.
Y nuestra imagen exterior lo refleja: lo que somos por dentro. Nuestra
imagen exterior con la ropa, los complementos, nuestro coche, nuestra empresa,
nuestra tarjeta de visita, nuestro logotipo, nuestro maquillaje, el color de
nuestras uñas, o de la corbata.
La
vida es color, formas, matices, es ilusión, es alegría… y está al alcance de
todos. Las herramientas están ahí, las usamos cada día, pero sin consciencia.
He enfocado mi trabajo con la energía en la
imagen, al fin y al cabo mi vida siempre me ha llevado ahí. Y mi ilusión ahora
es compartirlo con los demás. Porque la vida sin aquello que nos rodea y nos da
la oportunidad de crecer, es otra cosa que no se llama vida.
MEDICOS Y SANADORES..
Me llamo Raquel Rus
Me llamo Raquel Rus
¿Cómo afectan las terapias alternativas a nuestra energía?
Uso un Bioelectrógrafo.
Desde mediados del s.XIX muchos
investigadores han obtenido, por casualidad o con intención, impresiones de
nuestro campo energético. Métodos hay y ha habido muchos. Lo importante es cómo
podemos beneficiarnos de ellos.
Porque ¿para qué sirve ver nuestra
energía? Puede ser por curiosidad, porque no sabemos qué tal estamos, para
comprobar algo que ya sospechábamos… Como terapeuta para mí usar el
bioelectrógrafo establece la diferencia entre el suponer y el ver. Y ya no solo
yo, sobre todo el paciente.
Podemos explicar que nuestra terapia es
estupenda, que organiza la energía, que te va a hacer sentir mejor y mil cosas
más que sin duda pueden ser perfectamente ciertas. Pero quien viene a consulta,
si no es tan sensible o no ha visto tantos casos como nosotros, lo que prefiere
es verlo. Su hemisferio izquierdo (más racional) así se queda tranquilo y puede
relajarse.
Esta es una de las razones por las que
uso la máquina en mis terapias y otros terapeutas me mandan a sus pacientes
cuando necesitan una confirmación. De verdad que es increíble lo que puede
llegar a salir en la foto.
Personalmente conocí la foto BEG (o
bioelectrografía) cuando yo misma fui a hacerme una terapia. Estaba trabajando
mi relación con una persona y cuál fue mi sorpresa cuando sin saberlo Raúl
Torres (el inventor) me comentó que en mi foto salía la energía de alguien más.
¿Cómooooo? Me quedé de piedra, porque me definió perfectamente el tipo de
relación y me confirmó la necesidad de establecer límites, ya que no es normal
ni sano que en la foto de tu energía salga la presencia de alguien más.
Como ya habréis adivinado, necesitaba
saber más, mucho más. Así que asistí a todos los cursos que Raúl impartió sobre
el tema. Todo un lujo siendo además su inventor, y finalmente me compré la máquina. Hace ya
tres años que comencé a investigar esta técnica y cuantas más bioelectrografías
hago más me sorprendo.
Si una persona tiene ansiedad, problemas
con su pareja, abusos en su infancia, afectaciones físicas, ira, tristeza… Todo
sale impreso. Y lo verdaderamente interesante es que puede verse la energía
antes de que se materialice en el físico.
Durante años hemos escuchado hablar de la
somatización de emociones. Edward Bach decía que “la enfermedad es un conflicto
entre la personalidad y el alma”. Es decir que previo a la enfermedad hay un
conflicto entre lo que hacemos y lo que realmente nos hace felices, entre lo
que creemos que somos y somos de verdad.
Richard Gerber, autor de Medicina
Vibracional, habla de que la enfermedad física puede comenzar a nivel
energético y después manifestarse en el cuerpo físico.
La enfermedad por tanto no comienza en el
cuerpo, si no que termina en él. Es lo que ocurre cuando ha habido una cadena
previa en la que hemos permanecido sordos a nuestro ser. No hemos escuchado a
nuestra alma, luego nuestra mente se ve afectada y si tampoco la escuchamos
serán nuestras emociones las que entren en un ciclo poco sano y, por último,
nuestro cuerpo.
Entender que esto es así es un paso
enorme. Pasamos de ser personas a las que “les pasan cosas” a seres
responsables de sí mismos.
Libros que ya son clásicos como “La
enfermedad como camino” (Thorwald Dethlefsen y Rüdiger Dahlke), “Usted puede
sanar su vida” (Louise Hay) o, un poco menos conocido, “Obedece a tu cuerpo
¡ámate!” (Lise Bourbeau), explican además qué quiere decirnos nuestro cuerpo
con cada enfermedad.
Solos podríamos adivinarlo muchas veces,
ya que nuestro cuerpo tiende a ser bastante claro. Me duele la garganta
entonces me pregunto ¿qué estoy evitando decir?, me molesta el estómago luego
¿qué experiencia me está costando digerir?, mi pie me impide caminar del dolor
así que ¿hacia dónde no quiero ir? Pero a veces estos autores han llegado a
descifrar matices sutiles que se nos pueden escapar, o bien nos cuesta
enfrentar.
Pues bien lo bueno del bioelectrógrafo es
que podemos hacernos esas mismas preguntas sin que el dolor, molestia o
enfermedad haya llegado al cuerpo. En la foto la energía de esa zona ya se ve
afectada con lo que podemos llevar al consciente qué parte de nosotros no
estamos atendiendo.
Lo genial es que la energía es tan
flexible, tan rápida, que si hacemos los cambios necesarios ese conflicto que
teníamos nunca bajará al cuerpo. Y si ya está en el cuerpo la foto nos ayuda a
entender su origen para poder sanar mucho antes.
Hay otros sistemas que utilizan toda la
mano o incluso hacen una foto del cuerpo para ver la energía. Con la
bioelectrografía normalmente se realizan fotos de cuatro dedos y con ellos ya
nos podemos hacer una idea bastante exacta de lo que está pasando. Son el
pulgar derecho que se corresponde con nuestra parte racional, pulgar izquierdo
sería la creativa, meñique izquierdo la emocional y anular izquierdo relacionada
con nuestra inmunidad energética.
El campo energético de cada uno de estos
dedos además nos habla de correspondencias físicas. Ya que somos un holograma
en el que el todo se manifiesta en cada una de sus partes.
Obviamente cuando compré el bioelectrógrafo
lo hice porque profesionalmente me podía venir muy bien tanto a mí como a otros
terapeutas y, por qué no decirlo, para experimentar con él. Por fin podría VER
cómo las terapias alternativas afectan al campo energético de las personas.
Aquí os adjunto algunos casos que espero que os resulten interesantes.
CASO 1: Antes y después de Reiki
Como maestra de Reiki tenía mucha
curiosidad por ver cómo afectaba esta energía a la persona. Esperaba
una expansión en la zona del Yo (la naranja de abajo), ya que en meditación el
Yo se expande. Pues bien, eso ocurría en muchas de las ocasiones, pero lo que
de verdad era notorio siempre era cómo el Reiki hacía presentes los conflictos.
Cuando la energía de alrededor (zona azul
y rosa) está difuminada como ocurre antes de la sesión de Reiki quiere decir
que la persona huye de los conflictos, que hace como que no pasa nada. Al
entrar en contacto con el Reiki la energía cambia y vemos que ya no está
difuminada si no como con unas rayitas ¡ahí está lo que tenemos que enfrentar!
Creo que el Reiki nos da fuerza para hacerlo.
Y es que, es normal que la vida tenga
conflictos. Son una fuente de crecimiento para todos, así que es estupendo que
los veamos.
Una vez una buena amiga me contó que iba
a dejar su trabajo, que ya no podía más, que ni iba a exigir el finiquito con
tal de no volver a verles. Como vivía cerca y la vi muy agobiada la sugerí que
viniera a casa para darle Reiki. Después de la sesión se había calmado mucho, y
lo más curioso es que al día siguiente se plantó allí y pidió su finiquito,
enfrentando aquello de lo que quería huir. Enfrentar nuestros conflictos nos
habla de quienes somos, ya que lo importante es la forma en que lo hacemos ¡y
que lo hagamos!
CASO 2: Antes y después de EFT
En mis terapias uso muchas técnicas y las
voy combinando, una de ellas es sin duda el EFT (Emotional Freedom Technique)
por lo eficiente que es. Cada vez somos más los que nos hemos rendido a esta
técnica que parece muy sencilla ya que consiste en darse golpecitos en puntos
de acupuntura, pero sus resultados han impresionado a personalidades como Wayne
Dyer, Deepak Chopra o Louise Hay. Por no hablar de todos los que lo usamos a
diario en nosotros mismos y con nuestros pacientes. Realmente puedes sentir que
cambia la energía y que lo hace muy rápido.
Aquí lo pude comprobar haciendo el BEG
antes y después de una hora de terapia. Como veis hay una reconstrucción del
campo energético que antes estaba roto a la derecha, también bajan las fugas
energéticas en la parte superior y en general el campo es más consistente.
CASO 3: Secta
De muchas de las personas que se hacen el
bioelectrográfo no sé nada y lo prefiero, así pueden ver que no he sacado
conclusiones de lo que me han contado si no que todo sale en la foto.
Este caso fue raro. Nunca me había pasado
hacer un BEG y que en ninguno de los cuatro dedos apareciera el yo. Todos los
dedos estaban como el que podéis ver, con el Yo ausente.
La verdad es que no sabía bien cómo
decírselo, pero como ya he visto que lo que sale suele ser así le comenté “tu
bioelectrógrafo es un tanto raro ya que tú no sales en la foto, es como si no
hubiera un tú, como si estuviera esclavizado”. Después del “No me lo puedo
creer” vino un “entiendo que sea así”. Y la sorpresa me la llevé yo cuando me
confesó que estaba en proceso de salir de una secta donde habían hecho todo lo
posible por anular su Yo. Claramente lo habían conseguido.
Lo bueno es que también tenemos la foto
un mes después, tras mucho Reiki y terapia de EFT, podemos ver como ¡el yo sale
en la foto! Qué alegría que hubiera vuelto.
CASO 4: Antes y después de una
Reconexión.
Hace tiempo que leí el libro de Eric
Pearl sobre su técnica y honestamente no tenía yo muy claro que sirviera para
mucho. Tras una serie de coincidencias, que no debieron ser tales, pude hacer
un BEG a una chica un día antes y 2 horas después de esta terapia.
El resultado es sencillamente
impresionante. Una reconstrucción de su campo energético del que no quedaba
nada. Esta persona estaba totalmente predispuesta a una depresión y abierta a
cualquier virus o bacteria que se la cruzara dado que no tenía campo energético
que la protegiera.
Después de la técnica el campo no está en estado óptimo, pero
está prácticamente reconstruido. Ahora sí que me parece interesante lo que hace
el señor Pearl.
Hace mucho que el bioelectrógrafo me
resulta apasionante, no solo para usarlo en mis terapias o con mis alumnos,
también para que otros terapeutas comprueben que lo que hacen SÍ tiene un
efecto visible. A veces, los que en consulta usamos terapias alternativas nos
encontramos con personas que desconfían de nosotros. Esto suele darnos mucha
pena porque sabemos que tenemos algo bueno que ofrecer, pero ¿cómo hacerlo
tangible sin que digan que sugestionamos a la gente? Aquí hay una buena manera
y estoy segura de que cada vez tendremos más.
Raquel Rús
Operadora de Bioelectrografía, Maestra de
Reiki, Terapeuta de EFT, Obsidianas y Terapias energéticas.
MEDICOS Y SANADORES.
Acompañamiento al proceso
de sanación.
Detrás de todo
desequilibrio físico hay una emoción por resolver, equilibrando las emociones el
cuerpo responde con rapidez.
Hola soy
Leticia
Desde aquí quiero compartir mi capacidad de percibir y entender el
lenguaje vibracional energético de nuestro cuerpo humano. Trabajo en
sesiones individuales sanando la parte
física, mental y espiritual, ayudando a
las personas que quieren profundizar en su autoconocimiento. .
A través de lo que percibo del
paciente, puedo sentir físicamente en mi
propio cuerpo como se encuentra. A través de esta lectura energética, me
fluye información que comparto
aportando entendimiento para buscar
soluciones. Dejo fluir las energías
sanadoras que aclaran confusiones: se deshacen creencias, patrones de
repeticiones innecesarias, aliviando dolores, curando el cuerpo y el alma.
De la mano de grandes maestros, como
Colín Bloyd , James Feil , Dr
Antonio Auguren, Dr. Ricardo Orozco, Dr.Góiz , Carlos Cruz, Dr. Bùi Quôc Châu ,
Ideo Asai ,Peter González… me he formado
en diferentes técnicas que provienen de
diferentes culturas.
Estas son las técnicas que manejo: Terapia de Polaridad,
Par-Biomagnético; Técnicas de Relajación, sofrología, Crecimiento Personal, Eft , Flores de Bach, Fascioterapia ,Kinesiología,
Arquetipos, Tat, Reiki ,Modr, Metamorfica ,Tic,Dmc, Eidosomática, ojo x vez,
PSYCH-K® Código del corazón, Hinaishin-ho …
Trabajando el sistema holístico que aúna elementos provenientes de las técnicas
curativas de Oriente y de Occidente para conformar un todo sintético capaz de
dar respuesta a la múltiple problemática que plantea el ser humano.
Los bloqueos en los campos electromagnéticos del cuerpo son los
causantes de enfermedad tanto física como psicológica. Terapias energéticas
entre las que incluyen las Energías Sutiles o Biocampos que consideran que el
ser humano está influido por formas sutiles de energía. El dolor y la
enfermedad son energía bloqueada o estancada. Las causas de las enfermedades
físicas se encuentran en los campos energéticos, siendo los síntomas y dolores
simples efectos en el cuerpo físico. El concepto energético está referido a una “pulsación profunda” que
emerge del corazón de cada célula; que tiene que ver con una “Inteligencia
Organísmica”; que tiene que ver con una ”marea” que emerge y se expande desde
todo el sistema nervioso; y que abarca al soma, a las emociones y a las
cogniciones. Un pulso profundo portador del sentido inherente de homeostasis,
equilibrio y ecuanimidad.
La energía curativa se canaliza desde el Corazón, que es nuestro centro
energético donde se genera el Amor, y desde ahí es imposible hacer daño. lettycia_8@hotmail.com
MEDICOS Y SANADORES.
RAZONES POR LAS QUE ME HICE PSICÓLOGA
Me llamo Joaquina Martinez Reche
Desde muy pequeña, me interesó el
tema del sufrimiento, la enfermedad y la muerte y, observando a la gente que
sufría, enfermaba y moría, empecé a hacer preguntas a las personas que creía
sabían. Pero nadie sabía contestar. Y no sólo eso, sino que les solían molestar
mis preguntas. Me convertí en una niña preguntona a la que había que mantener
alejada. Hasta que un día encontré a un sacerdote al que preguntaba
continuamente. Él no sabía darme respuestas pero sí me dijo que algún día las
encontraría por mí misma: “Dios te llevará por el camino que necesitas recorrer
para que tú misma encuentres tus respuestas”.
Buscaba respuestas al
sufrimiento: ¿cómo podían los seres humanos vivir una vida tan llena de
problemas y sufrimiento, sin saber ni por qué, ni para qué? Pronto descubrí,
que era el mismo sufrimiento lo que les hacía no cuestionarse nada: mientras
sufrían no tenían otra cosa en mente que ocuparse de liberarse del sufrimiento,
pero no se liberaban, con lo cual llegué a comprender que había algo en nuestra
manera de percibir el mundo que nos engañaba. Así, la mente nos hacía creer que
queríamos buscar la solución para dejar de sufrir, pero había una cláusula en
la que nadie reparaba, que rezaba algo así como “busca, pero no halles”. No
podía fiarme de mi mente, ni de la mente de nadie. Entonces, claro está, no
sabía diferenciar entre la mente del ego, y la mente inconsciente. Era
preadolescente y yo sabía que no sabía, pero que tenía que haber alguna forma
de saber. Observé algo: yo misma tenía una costumbre muy arraigada, vivía con
mis abuelos paternos, y cada noche me levantaba y hacía el mismo ritual, me
dirigía a la cocina, abría la puerta del armario, cogía la leche condesada y me
bebía un buen trago. Llegué a la
conclusión de que eso no era bueno. Así que decidí cambiar esto. ¿De qué forma?
Haciendo lo mismo a lo que estaba acostumbrada: me despertaba a media noche, me
levantaba, cruzaba las diferentes estancias, llegaba a la cocina, abría la
puerta del armario, cogía el bote de leche condesada, la miraba, y decía: “no
te voy a tomar”. Y la volvía a dejar.
A las dos o tres noches de
repetirlo no volví a sentir deseos de continuar con el ritual. Con ello comprendí,
que si la mente nos engañaba, nosotros también podíamos engañarla. Pero ¿cómo
entender los mecanismos inconscientes, darles nombre, diferenciarlos,
Explicarlos? No encontraba el camino, con lo cual, seguí buscando y preguntando
Hice la carrera de Filosofía y
Letras y, luego, la de Psicología. Pero seguía sin saber nada. Y ahora era más
peligrosa, porque parecía que sabía, cuando no sabía. Yo continuaba con un
conflicto social, personal, etc. muy grande, pero también veía que el verdadero
poder estaba en la mente, en no dejarse atrapar por los sentidos. Que las palabras nos PIENSAN
Había leído todo libro que caía
en mis manos y pudiese parecer que explicaba algo. Había hecho dos carreras y tenía
una larga experiencia de la vida. Una vida llena de conflictos y aventura. No dejaba
que nada me controlase, sólo porque era así como debía ser. Me salté todas las
normas. Estudié religiones, filosofías. Leí la Biblia varias veces… Y por fin, llegó la luz. Todo era tan fácil, tan
sencillo.
Lo primero me curé a mí misma
todos mis achaques o síntomas.
Luego, si alguien me llamaba y me
decía “mira tengo que operarme porque tengo este síntoma en el dedo gordo del
pie”, yo entendía lo que le sucedía. Cambiaba la voz: “Dime, ¿qué sientes?¿A
qué se parece?..., veía su dedo sano y lleno de vitalidad. A los dos o tres
días el problema ya no existía problema y, por lo tanto, no había que realizar
operación.
Un día una mujer me estaba
esperando mientras yo daba una clase. Al salir y verla no la reconocí. Pero al
mirarla otra vez, me di cuenta de quién era. Pregunté: “¿Qué haces aquí?” “Te
estoy esperando, Joaquina. Mira lo que me ha salido en la frente”, y me señaló
un gran bulto que vieron mis ojos físicos. Como sabía que la mente nos engaña,
yo le pregunté, tocando con mucho amor aquella cosa que la desfiguraba:
“¿dónde? Yo no veo nada”. “Pero Joaquina, ¿es que estás tonta? ¿No ves…? Cambié
la voz. Le puse la otra mano en la boca para que no hablara y dije las palabras sanadoras. Al final ella me dijo: “bueno, si tú no ves
nada, yo tampoco”. Y se fue a su casa. A los dos o tres días me llamó: no tenía
nada. Tampoco hubo operación.
Otro caso muy llamativo. Un
hombre con cáncer de huesos en la mandíbula.
Lo habían operado varias veces, y el cáncer se le repetía. Los médicos le dijeron que se fuese preparando
para dejar el mundo de la forma. No tenía refuerzo, ni apoyo de la familia,
solo le quedaba confiar en mí. Confió y aún está en este mundo. Después de 4 ó 5 años de haber terminado la
terapia con él, lo vi feliz y contento. Otro caso muy curioso: un chico
inmigrante, que se decía a sí mismo a modo de presentación: “soy homosexual y
tengo sida muy avanzado”. Yo le dije que no entendía lo que quería decir. “Tú
eres un ser humano y tu conducta sexual no me interesa, a no ser que tengas que
hablar de ella porque la exploración lo requiera”. Este chico empezó a saltar
de alegría durante un buen rato, diciendo: “soy un ser humano, soy un ser
humano”. Tras el tratamiento regresó a su país y habían desaparecido todos los
síntomas.
Tengo muchos casos de aparente
gravedad, de personas que no tenían cartílago, o bazo, con las consecuencias
graves que ello conlleva, y que ahora están viviendo como si tuviesen bazo o
cartílago. En el caso del cartílago realmente lo han reproducido, sólo con la
mente, sin injertos, ni operaciones. Casos que son diagnosticados de crónicos
para toda la vida, como trastornos obsesivos compulsivos, o miedos que son
catalogados como fobias, a veces con una simple representación: yo represento
el miedo oculto en un acto, sacando fuera lo que llevan dentro. Al final se
ríen, y no comprenden cómo han podido hacer un drama de algo tan simple.
Hay muchos casos más que no tengo
espacio para contar. Todo se resume así: la mente hace un drama que no se ve,
coge el material de las viejas memorias. Todo suceso de los antepasados faltos
de amor, vuelve a repetirse. La memoria cotidiana lo ha olvidado, pero la
memoria biológica, celular, inconsciente, no olvida jamás, sólo repite. Y nosotros nos engañamos. Las palabras nos PIENSAN
Para resumir, ¿hay un problema? No,
lo que hay es una SOLUCIÓN. ¿Estamos
dispuestos a ir a buscarla donde realmente está? Éste es el mayor drama de la
humanidad, que buscamos para no hallar. Nos dejamos dirigir por la mente del
ego y no queremos dejar de hacerlo, hasta que surge algo grave que te invita a
cambiar o morir.
El cambio del paradigma implica que estamos obligados a cambiar
nuestra vieja forma de percibir la realidad.
Hola, soy Brenda Oropeza:
Desde que tengo memoria he estado en contacto con la música.
De niña empecé a tomar clases de piano y así seguí hasta que tuve 23 años. Ya
siendo adulta me aferraba al instrumento y no me daba cuenta que de pronto ya
habían pasado 10 horas y yo seguía tocando. Me enfermé de los brazos y no pude
tocar más mi preciado instrumento, dejando trunca mi profesión. Manos y
antebrazos dolían mucho, no tenía fuerza y no podía sostener ni siquiera una
hoja de papel entre mis manos. Todos los diagnósticos indicaban que mis brazos
estaban inflamados, que tenía el túnel del carpo lesionado y había que operar.
Afortunadamente escuché a mi conciencia
y me negué a que me operaran. Seguí transitando por un calvario médico que me
quitaba el dolor medianamente. Pasé por un estado depresivo que duró varios
años.
Quise cambiar de carrera, primero con otro instrumento
musical. Estudié fagot, pero no pude continuar la licenciatura porque ya habían
pasado muchos años y la legislación de la Universidad no me permitía continuar
estudiando. Busqué otras opciones pero después de varios intentos desistí, ya
que por muchos medios la vida me decía que no estudiara música desde esa
perspectiva.
Empecé a dar clases de música a niños en una escuela
Montessori. Ahí observé el poder de la música en niños con capacidades
diferentes y decidí estudiar Musicoterapia Humanista. Hasta entonces me di
cuenta que tocar 10 horas el piano era
para evitar vivir mi vida en conciencia. A los 3 años me habían adoptado; de
adulta tenía todo lo que cualquier
persona pudiera desear: casa, alimento, educación, trabajo… sin embargo la
relación con mi madre era terrorífica, definitivamente una pesadilla. Con la
musicoterapia vivida a nivel personal
tuve una mejoría parcial y podía realizar mis actividades cotidianas teniendo
cuidado de no sobrepasarme para no lastimarme nuevamente.
Ya siendo musicoterapeuta, me invitaron a conocer el trabajo
con la obsidiana y los cristales. Cuál fue mi gran sorpresa al darme cuenta de
que no había sanado, de que mi problema seguía latente, simplemente estaba
escondido. Con obsidiana y cristales recorrí un camino profundo de
autoconocimiento y sanación que con su magia transformó toda mi vida. Trabajé
en conciencia mis arquetipos, pude VER cómo actuaban a través de mí, cómo
guiaban mi vida, cómo tomaban mis decisiones y cómo enfermaban mi cuerpo…Sané
mis brazos, mi corazón, mi aparato
digestivo, mis órganos sexuales, así como la relación con mi esposo y con mis
hijas. Me olvidé de la depresión. ¡Qué decir de mis madres; la biológica y la
adoptiva! Lo más significativo que puedo decir de este trabajo es que SANE LA
HERIDA DE ABANDONO DE MI INFANCIA CUANDO ME DIERON EN ADOPCIÓN. Esta herida tan
profunda ha sido curada con los
cristales y la obsidiana, herida que no había podido sanar con ninguna otra
forma de terapia a lo largo de más de 10 años, ya que siempre regresaba,
siempre estaba presente. Con cristales y obsidiana sané mi vida y ahora la vivo
gustosamente en conciencia.
Soy terapeuta de cristales y obsidiana. En mis sesiones
incluyo la musicoterapia realizando un trabajo integral de sanación. Cristales, obsidiana y música: una trilogía
mágica.
(00 52) 72-22-44-13-66 (México)
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